Se conoce como mezcla a la combinación de dos o más sustancias sin que entre ellas haya cambio o reacción química. En las mezclas cada una de las sustancias que la componen conserva toda su identidad y sus propiedades. Las mezclas se pueden clasificar en Homogéneas (a simple vista no se distinguen sus componentes) y Heterogéneas (a simple vista se pueden distinguir sus componentes).
El componente de la mezcla que se encuentra en mayor proporción se denomina disolvente y el que está en menor proporción o se denomina soluto.
Existen multitud de procesos para separar mezclas, por lo que no se puede hablar de una única técnica de separación de mezclas, sino que atendiendo a sus propiedades físico-químicas se pueden realizar una u otras, incluso combinarse entre ellas.
En el desarrollo de esta práctica vamos a llevar a cabo las siguientes técnicas de separación de mezclas:
• Sublimación. Esta técnica solo puede usarse en aquellas sustancias que a presión ambiente, puedan sublimar. Como ya sabemos, la sublimación es el cambio de estado que permite a la materia pasar del estado sólido al estado gaseoso directamente. Si en una mezcla hay un único compuesto que sublime, nos facilita mucho la separación de los componentes.
• Filtración. Consiste en separar los componentes que existen en una mezcla donde uno de los componentes es líquido y el resto sólido. Se hace pasar toda la mezcla por un papel de filtro que retiene el sólido y deja pasar el líquido. El papel de filtro tiene unos poros muy pequeños y actúa como “colador”. Si el tamaño del solido es mayor que el de los poros del papel, no le permite el paso, mientras que sí se lo permite a los líquidos.
• Cristalización. Las sales (y otras sustancias que ya veremos en cursos posteriores) son solubles en agua. Podemos usar la cristalización si en una mezcla tenemos un único componente soluble en agua. Al disolverlo, no lo perdemos, la sustancia se mantiene diluida. Para recuperarla simplemente tendremos que eliminar el agua mediante evaporación o mediante ebullición.